“Si amamos a Dios sobre todas las cosas, inmolémonos por Él. Si amamos al prójimo como a nosotros mismos, démosle la Fe, nuestro mayor Tesoro” – Plinio Corrêa de Oliveira
Palabras del Director
Nº 179 - Noviembre de 2016 – Año XV
Ya en la tercera aparición del Ángel de Portugal a los tres pastorcitos, este se presenta sosteniendo una hostia y un cáliz.
El triunfo de Jesucristo por la Eucaristía
Christus vincit, regnat, imperat: ab omni malo plebem suam defendat—“Jesucristo vence, reina, impera; Él libre a su pueblo de todo mal”. El Papa Sixto V hizo grabar estas palabras en el obelisco que se levanta en medio de la plaza de San Pedro en Roma.
Nuestra Señora de Pötsch
El Stephansdom, la bella y venerable catedral de san Esteban, edificada hace más de 700 años, es el símbolo de la ciudad de Viena y uno de los más expresivos monumentos góticos que aún restan en la Austria de hoy.
Símbolos religiosos en lugares públicos
Los medios de comunicación informan de ciertos arbitrios legales para que se remuevan los símbolos religiosos de “lugares de amplia visibilidad y de atención al público”, en diversas partes del mundo. Medidas análogas, de alcance más o menos restrictivo, han sido noticiadas aquí y allá.
Institución de la Eucaristía
En esta última cena, el Salvador dio a los hombres la señal más evidente del amor que les profesaba, instituyendo el Sacramento de la Eucaristía.
San Diego de Alcalá
El sacerdote e historiador Pedro de Ribadeneyra SJ, al narrar la vida de fray Diego, llama la atención al hecho de que en las órdenes religiosas, “especialmente en la del seráfico padre san Francisco, ha habido tantos religiosos legos que han florecido con extremada santidad”.
El mar
Vemos en esta ilustración un lindo espectáculo de la naturaleza, creado directamente por Dios: el litoral y el mar. Al fondo la enorme masa líquida que se mueve, y, al frente, la playa.
+1645 Quito - Ecuador. LLamada la “Azucena de Quito”.
Prodigio de penitencia y mortificación. Falleció a los veintiséis años, como víctima expiatoria, al ofrecer la vida para que Dios librase a su ciudad natal de la peste y los terremotos que la devastaban.
Mariana de Jesús Paredes y Flores fue beatificada por Pío IX en 1850 y canonizada, 100 años después, por Pío XII.