“Si amamos a Dios sobre todas las cosas, inmolémonos por Él. Si amamos al prójimo como a nosotros mismos, démosle la Fe, nuestro mayor Tesoro” – Plinio Corrêa de Oliveira
Palabras del Director
Nº 166 - Octubre 2015 - Año XIV
Tengo la grata tarea de presentarles este número especial de Tesoros de la Fe dedicado por entero a rendir homenaje al distinguido líder y pensador católico contemporáneo Dr. Plinio Corrêa de Oliveira, al conmemorarse el vigésimo aniversario de su fallecimiento.
Un autor fecundo, tres luminosas obras
Revolución y Contra-Revolución — En defensa de la Acción Católica — La libertad de la Iglesia en el Estado comunista
Plinio Corrêa de Oliveira, homenaje por los 20 años de su fallecimiento
En estas líneas, intenté dar algunos trazos de cómo Plinio, desde
niño, ya respiraba valores contra-revolucionarios. Con los años, él creció ultramontano— como eran llamados en el siglo XIX los católicos antiliberales y fieles al Papado—, monarquista, antimodernista, católico en todas sus manifestaciones. Con la lectura de autores como De Bonald, Donoso Cortés, Veuillot, y de numerosos santos como San Pío X, él explicitó y formuló de modo sistemático sus teorías, su Weltanschauung(visión del universo), aunque todas ellas ya existían en su alma en estado germinal.
¿Cómo esta germinación fue posible en una ciudad moderna, incrustada en el Nuevo Mundo? ¿Por una gracia especialísima de la Santísima Virgen? Ciertamente sí. Pero ello nos lleva a otras consideraciones: si Dios suscitó una personalidad como la del Dr. Plinio, ¿no será esto una primera gracia y un primer paso para un cambio radical en el rumbo de los acontecimientos? ¿No estará próxima la restauración de la civilización cristiana?
+1242 + Toscana - Italia. Vivió enclaustrada en una celda durante 34 años. Colmada de favores celestiales, obtuvo de Nuestro Señor la inspiración de compartir las persecuciones diabólicas sufridas otrora por San Antonio. San Francisco de Asís fue a visitarla alrededor de 1221.
P. Miguel de Ribera CO
+(1600-1680) Perú. Sacerdote oratoriano o filipense, nacido en Trujillo. Desengañado del mundo recibió en La Paz las sagradas órdenes. Años después, en Lima, interno en el Hospital de San Pedro para clérigos convalecientes, conoció al padre Alonso Riero de Pastrana que estaba conformando el instituto de san Felipe Neri en el Perú, uniéndose a sus filas. Atendía largas horas en el confesionario: “A él acudían, desde el alba hasta el mediodía, hombres y mujeres desorientadas de toda condición el mismo arzobispo Almoguera lo eligió por confesor. […] Al caer la noche continuaba recibiendo gente en el confesionario. Entre todas sus virtudes, lo distinguía su gran devoción por la Eucaristía”.