“Si amamos a Dios sobre todas las cosas, inmolémonos por Él. Si amamos al prójimo como a nosotros mismos, démosle la Fe, nuestro mayor Tesoro” – Plinio Corrêa de Oliveira
Cuatro letras de sangre gotean del monitor y dicen “mort” (muerte en
francés), en el macabro juego Bloodborne, según describe “Le Monde” de París. Los personajes virtuales tienen forma de espectros y su ambiente propio son los cementerios.
¿Qué tienen de malo los videojuegos?
Preocupación: 34 millones de
estadounidenses gastan 22 horas por semana, en promedio, jugando a los
videojuegos. La intención de este artículo no es “caerle encima” a los
“adictos” a los videojuegos, sino enfrentar un problema endémico y buscar
soluciones valederas.
En verdad, dos cosas hay que
resaltan hoy día en medio de la extrema perversidad de las costumbres: un
infinito deseo de riquezas y una insaciable sed de placeres. De aquí, como de
su fuente principal, dimanan la mancha y el baldón de este siglo, a saber, que
mientras éste progresa constantemente en todo lo que entraña comodidad y
bienestar para la vida, parece sin embargo retroceder miserablemente a las
vergonzosas lacras de la antigüedad pagana en lo que es de mayor monta, es
decir, en el deber de llevar una vida justa y honrada.
La experiencia demuestra que, habitualmente, la vitalidad y la unidad de una familia están en natural relación con su fecundidad. Cuando la prole es numerosa, los hijos ven al padre y a la madre como dirigentes de una colectividad humana ponderable, tanto por el número de los que la componen como —normalmente— por los apreciables valores religiosos, morales, culturales y materiales inherentes a la célula familiar, lo que cerca a la autoridad paterna y materna con una aureola de prestigio.
Habiendo ido Jesús a Jerusalén
para celebrar la Pascua, se dirigió al Templo y vio que estaba siendo profanado
por los mercaderes. Unos vendían bueyes, ovejas, palomas y otros cambiaban
monedas. Vivamente indignado el divino Salvador ante tal espectáculo, hizo con
varios cordeles unos azotes y expulsó del Templo a los vendedores, echando por
tierra las mesas de los cambistas y gritando:
Santa Verónica Giuliani
Gran mística, participó de los sufrimientos de Nuestro Señor en la Pasión, habiendo sido impresos en su cuerpo los cinco estigmas de Cristo.
Un mundo construido sin Dios y contra Dios
Una prima se va a casar con un hombre divorciado (que ya se casó en la Iglesia). Fui invitada al matrimonio, sin embargo, dije que no iría; lo cual causó malestar en la familia. Ejemplos como ese los vivo constantemente, con amigos vueltos a casar, etc., que siempre ponen a prueba mis valores cristianos (¡innegociables!).
San Gimignano
Ciudad italiana medieval: Ufanía con relación a un pasado de gloria. Es la famosa ciudad, situada en la Toscana, rodeada por murallas. Todas sus construcciones
son medievales.
+349, d.C. Tréveris. Dejó el país natal atraído por la fama de las virtudes de San Agricio, Obispo de Tréveris, de quien se tornó discípulo. Con la muerte de éste, fue elevado a aquella Sede, donde se notabilizó por la intrépida defensa de la ortodoxia (= verdadera doctrina) y al acoger a San Atanasio, entonces exiliado.