Señor Presidente,
Señor Ministro de Cultura,
La conmoción producida en el mundo entero por el incendio de Notre Dame y la pérdida de su aguja central genera, en todos los países, un impulso entusiasta de verla restaurada.
Supe con estupor que ustedes están considerando un “gesto arquitectónico contemporáneo” para su reconstrucción y que estaría abierto un concurso arquitectónico con esa finalidad.
Aventurarse a introducir el arte contemporáneo en Notre Dame sería desfigurar este símbolo del arte medieval que deslumbra cada año a 13 millones de visitantes. ¡Sería un ataque a la identidad cristiana de Francia, que mancharía para siempre a su gobierno!
Me asocio a los franceses que veneran la catedral de Notre Dame de París tal como ella llegó hasta nosotros en sus nueve siglos de historia, pidiéndoles a ustedes que desistan de tales proyectos y la restauren de manera idéntica a lo que era.
Sr. Presidente, Sr. Ministro de Cultura, reciban asimismo las seguridades de mi elevada y vigilante consideración.
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¡No a la desfiguración de Notre Dame!