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La ciudad medieval y la ciudad moderna Plinio Corrêa de Oliveira
Cuando consideramos en las miniaturas medievales una ciudad vista de lejos, ella se presenta de un modo completamente diferente de la ciudad moderna. La ciudad moderna es de contornos imprecisos, irregulares, es como un tumor que se va extendiendo de aquí para allá y para más allá, de tal manera que en una cierta dirección ella creció mucho, y en otra existen aún parques que llegan casi hasta su centro. La ciudad medieval nos da la impresión de una moneda bien acuñada. Ella está repleta de casas, en un recinto delimitado por un muro y realzado por torres. El límite es definido y claro: para más allá del muro, campo; para dentro del muro, ciudad. El muro es el resplandor de la ciudad, pareciendo circundarla de una corona hecha de murallas, que le aseguran la posibilidad de defenderse por sí misma y de mantener su autonomía. Vista así en su conjunto, la ciudad da la impresión de una caja de tesoros. Porque lo que emerge de dentro de ella son cosas preciosas: las torres de las iglesias, las puntas de las catedrales con los rosetones y los vitrales, las torres de uno u otro palacio, etc. Se diría que entre sus torres había una especie de competencia para alcanzar el cielo.
Las calles no correspondían mucho a las ideas del urbanismo moderno. Eran sinuosas, caprichosas, inesperadas, con singulares peculiaridades. Las casas no tenían numeración. Nada de anuncios inmorales o de algo que pudiera ofender las buenas costumbres. Aquellas callejuelas están para las manzanas urbanas de nuestros días, cuadradas y cortadas en ángulo recto, más o menos como la caligrafía está para la dactilografía: la letra dactilográfica es irreprensible; la letra manuscrita muchas veces es irregular, y hasta fea, pero tiene la expresión de un alma. ¿Qué expresan esos cuadriláteros urbanos? Las almas de los hombres sin alma…
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![]() ![]() Informe de sus aportes a la Alianza de Fátima ¿Necesita que alguien rece por usted? Advocaciones marianas en el Perú Suscríbase a nuestro boletín ![]() ![]() ![]() ![]() Nº 248 / Agosto de 2022 La sagrada flor de Lima La Rosa de la Ciudad de los Reyes Santa Rosa de Lima con el Niño Jesús, Esteban Murillo, s. XVII – Óleo sobre lienzo (colección privada) ![]() SantoralSan Agapito, Mártir+siglo III Palestina. Con apenas 15 años, pero ya lleno de amor a Dios, fue duramente flagelado con nervios de buey, después entregado a los leones, que no lo tocaron. Finalmente tuvo la cabeza cortada.Santa Elena, Viuda+329 Roma. Madre de Constantino, Emperador romano que, una vez convertido, consolidó el triunfo de la Iglesia sobre el mundo pagano. A Santa Elena se le atribuye el hallazgo de la verdadera Cruz de Cristo.Santos Florencio y Lauro, Mártires+siglo II Asia Menor. Eran hermanos y talladores de piedra. Cuando terminaron de edificar un templo pagano, fueron convertidos juntamente con los propietarios de aquel, Próculo y Máximo, que los precedieron en el martirio.![]() |
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