El Perú necesita de Fátima Sobre todo, aceptad y soportad con resignación el sufrimiento que Nuestro Señor os envíe.
CampañasTienda VirtualTesoros de la FeDonaciones



«Tesoros de la Fe» Nº 97 > Tema “La Familia”

SOS Familia  [+]  Versión Imprimible
AbcAbcAbc

La responsabilidad de los padres ante Dios


Los padres que se ocupan en educar bien a sus hijos no serán confundidos, en el juicio particular y en el juicio universal. Triste, no obstante, será el juicio de padres apenas empeñados en gozar la vida y despreocupados con la educación de su prole.


En la edición de Tesoros de la Fe de marzo de 2008 (nº 75), publicamos algunas exhortaciones de San Alfonso María de Ligorio (1696-1787) sobre los deberes de los hijos hacia sus padres. En la presente edición destacamos lo que el insigne maestro de la Teología Moral enseña acerca de los deberes de los padres con relación a sus hijos.

*     *     *

Teniendo en vista la intensa y creciente oposición a las enseñanzas de la Santa Iglesia observada en nuestros días, es nuestro deber propagar la moral católica tradicional.

San Alfonso María de Ligorio


En ese sentido, es notorio el conflicto entre dos categorías de personas: los que desean formar acertadamente a sus familias de acuerdo con esas enseñanzas tradicionales; y aquellos que, debido a las influencias del neopaganismo actual —como las provenientes de la televisión, que invade incontables hogares con telenovelas y otros programas de tenor anticatólico—, tratan de adaptarse a las máximas de la mentalidad moderna.

En las páginas de S.O.S. Familia procuramos ofrecer a todos los que desean mantener la fidelidad integral a la moral católica, subsidios para resistir valientemente a la avalancha que busca desagregar y hasta extinguir la familia, célula mater de la sociedad.

En su obra Revolución y Contra-Revolución, el Prof. Plinio Corrêa de Oliveira denuncia claramente tal objetivo de la Revolución, multisecular proceso que viene destruyendo la civilización cristiana. Así, en el capítulo 7 (Primera Parte, n. 3, f) él declara: “Entre los grupos intermedios que serán abolidos, ocupa el primer lugar la familia. Mientras no consigue extinguirla, la Revolución procura reducirla, mutilarla y vilipendiarla de todos los modos”.

Como poderoso auxilio para los padres de familia, transcribimos algunos principios que el gran Doctor de la Iglesia, San Alfonso María de Ligorio, fundador de los Redentoristas, proclamó en sus sermones*:

Cuando Dios bendice a los padres dándoles hijos, lo que Él tiene en vista no es la ventaja de la casa; sino que los hijos sean educados en el santo temor y formados para la salvación eterna. De ahí estas palabras de San Juan Crisóstomo: “Miremos a los hijos como precioso depósito, velemos por ellos con toda la solicitud posible”. Si los hijos fuesen un don ofrecido apenas a los padres, estos podrían disponer de ellos como quisiesen; pero como son un simple depósito, los padres deberán prestar cuentas a Dios por cada hijo que se pierda por su negligencia.

Consecuencias de una buena o mala formación

A fin de que comprendamos que viviendo según la voluntad de Dios los padres atraen las bendiciones celestiales sobre ellos y sobre toda la casa, la Sagrada Escritura dice: “Así serán felices, tú y tus hijos después de ti, porque habrás realizado lo que es bueno y recto a los ojos del Señor, tu Dios” (Deut. 12, 25). Quien quiera saber si la conducta de un padre de familia es buena o mala, examine la conducta del hijo. “El árbol se conoce por su fruto” (Mt. 12, 33), dice Nuestro Señor. Cuando un padre de familia muere, pero deja un hijo, es como si él no hubiese muerto, pues ese hijo lo perpetúa, lo continuará. “Muere el padre, y es como si no muriera, porque deja detrás de sí a uno igual a él” (Eclo. 30, 4). Por los hijos que blasfeman, que dicen palabras impuras o roban, se puede advertir los vicios del padre. Pues, dice el Eclesiástico, “Un hombre se conoce por los hijos que deja” (Eclo. 11, 30).

Responsabilidad de los padres

Tranquila y feliz será la muerte de los padres y madres de familia que forman a sus hijos en la vida cristiana. “Mientras viva, se alegrará de verlo, y a su muerte, no sientirá ningún pesar” (Eclo. 30, 5). Y dice San Pablo: “se salvará por su maternidad mientras persevere con modestia en la fe, en la caridad y en la santidad” (1 Tim. 2, 15). Gracias a la buena educación que les habrán dado. Al contrario, muy triste y hasta desesperada, será la muerte de aquellos padres que únicamente se preocupan en aumentar la fortuna y el brillo de su casa, para gozar la vida, sin preocuparse en lo más mínimo en educar a sus hijos. “Si alguien —dice aún San Pablo— no tiene cuidado de los suyos, principalmente de sus familiares, ha renegado de la fe y es peor que un infiel” (1 Tim. 5, 8).

¡Si al menos ciertos padres cuidasen de sus hijos tanto cuanto de sus animales! ¡Cuánta solicitud para que nada les falte! ¡Qué atención para que la comida les sea dada a su tiempo! Y, con la atención enteramente puesta en ello, no se preocupan si sus hijos conocen o no el catecismo, si asisten a misa y se confiesan. “¡Sí —lamenta San Juan Crisóstomo—, caballos y bueyes les toman más el corazón que los propios hijos!”

Consecuencias de la negligencia de los padres

Es una gran desgracia para los hijos tener malos padres, no sólo incapaces de educarlos, sino, peor aún, indiferentes a sus conductas: que ven a sus hijos en malas compañías, discutiendo, divirtiéndose con amistades sórdidas, y, en vez de reprenderlos y castigarlos, los excusan diciendo: “No se puede hacer nada, son cosas de la juventud”. ¡Bella máxima... bella educación...!

Así como para los hijos, cuando aún son niños, es fácil adquirir buenos hábitos, es difícil al hombre maduro corregirse de los malos hábitos contraídos en la mocedad.

Pasaremos al segundo punto, y yo os suplico, padres y madres de familia, que retengáis bien esto que os diré sobre la manera de educar bien a vuestros hijos.

Los padres deberán prestar cuentas a Dios por cada hijo que se pierda por su negligencia — Amonestación materna, Ferdinand Georg Waldmüller, 1850



La disciplina comprende la enseñanza de la religión y de la moral

¿En qué consiste precisamente la buena educación de los hijos? San Pablo lo dice claramente en dos palabras: “Educad a vuestros hijos en la disciplina y en la corrección del Señor” (Ef.6,4).

En primer lugar, por disciplina, es necesario comprender todo lo que los padres deben hacer para formar a los hijos en las buenas costumbres. Consiste en instruirlos y darles buen ejemplo.

Que los padres tengan ante todo el deber de enseñar a los hijos el temor de Dios y la fuga del pecado. Así hacía el justo Tobías con relación a su hijo. En efecto, leemos en la Sagrada Escritura: “Al cual enseñó desde la infancia a temer a Dios y abstenerse de todo pecado” (Tob. 1, 10).

¡Qué consolaciones y qué alegrías el Cielo reserva en recompensa por la solicitud de los padres cristianos! Sí, dice el Sabio: “Corrige a tu hijo, y él te dará tranquilidad y colmará tu alma de delicias” (Prov. 29, 17). Pero, si el hijo bien instruido es la alegría de sus padres, los hijos ignorantes los llenan de tristezas; pues, ignorar las reglas de la vida cristiana y comportarse mal, es una sola cosa.

Cuenta Tomás de Cantimpré que, en 1248, un sacerdote fue encargado de hacer un discurso al clero de París reunido en sínodo. Este sacerdote era muy ignorante y, estando en la presencia de su auditorio, se confundió completamente. Entonces el demonio vino en su ayuda y le sugirió que pronunciase las siguientes palabras: “Los príncipes de las tinieblas saludan a los príncipes de la iglesia, y les agradecemos vivamente por la negligencia en instruir al pueblo. Pues, las almas estancadas en la ignorancia, siguen el camino del mal y llegan al infierno”. Semejante lenguaje bien se podría dirigir a ciertos padres de familia.     



* Sermons de S. Alphonse de Liguori, Analyses, commentaires, exposé du système de sa prédication, par le R. P. Basile Braeckman, de la Congrégation du T. S. Rédempteur, Tome Second, Jules de Meester-Imprimeur-Éditeur, Roulers, pp. 464-47.



  




Artículos relacionados

Límites de la obediencia debida a los padres
La madre que rechazó el regalo de Dios
Los deberes mutuos de los cónyuges
¡Las palabras mueven, los ejemplos arrastran!
¿Qué sucede cuando se viola la ley de Dios en la familia?
Padres presentados como modelos por santos y personas eminentes en virtud
Familia numerosa, una bendición de Dios
La Familia: cuna de las civilizaciones
Es necesario saber dar y negar
Afecto, educación y ejemplo: deberes de los padres







Informe de sus aportes a la Alianza de Fátima ¿Necesita que alguien rece por usted? Advocaciones marianas en el Perú Suscríbase a nuestro boletín


COVID-19
¿El coronavirus es un castigo divino?
La pandemia y los grandes horizontes de Fátima
Mons. Athanasius Schneider: Nos gloriamos en las tribulaciones
Remedio seguro contra la “coronafobia”
Cardenal Raymond Leo Burke: Mensaje sobre el combate contra el coronavirus



Peregrinando
La Revolución de la Sorbona: París, Mayo de 1968
Después de la Crucifixión, el triunfo de nuestro Redentor
Nuestra Señora de la Buena Guardia
Fiesta de la Purificación de María Santísima
El galeón sumergido: símbolo de la esperanza
Loreto, la nueva Nazaret
El Milagro del Sol
San Nuno de Santa María
En la lucha contra el jefe del orgullo sigamos al Príncipe San Miguel
La sagrada Rosa de la Ciudad de los Reyes
La devoción al Inmaculado Corazón de María
El Jardín de Picpus
La gracia de Fátima actuando en Ucrania
Nuestra Señora de la Cabeza Inclinada
La crucifixión y muerte de Jesucristo
Confianza en María Inmaculada aun cuando todo parezca perdido
En este siglo de confusión, oh Madre del Buen Consejo, ruega por nosotros
Navidad
Fátima y el comunismo: dos profecías irreconciliables
150 años de la Comuna de París
San Juan Masías
Rosa de Santa María
Iglesia y Estado: ¿unión o separación?
Remedio eficaz contra los males contemporáneos
Las glorias de María
Santo Toribio de Mogrovejo
La Sagrada Túnica de Nuestro Divino Redentor
Santa Bernadette Soubirous
Corrupción en la sociedad: ¿Existe una solución?
Fiesta de gloria y de paz
Intransigencia de los Santos: irreductible fidelidad a su misión
Cristiandad
El ángel de la guarda, nuestro verdadero amigo
La Asunción de María Santísima
¡Vade retro Satanás!
El Santísimo Sacramento de la Eucaristía
La Madonna de Monte Bérico
Remedio seguro contra la “coronafobia”
El Hijo de Dios condenado por el más arbitrario de los procesos
Santa Jacinta de Fátima: Centenario de su fallecimiento (1920-2020)
La actitud católica frente a la muerte y la concepción materialista
¿Cómo rezar bien el rosario en honor a la Virgen María?
Grandezas y glorias de San José
Presencia diabólica en el mundo de hoy
Los rostros de la Virgen en el Perú
La Visita a los Monumentos - Jueves Santo
Un remedio eficaz contra la amnesia religiosa
Santidad: la verdadera gloria de Francisco y Jacinta



 



Tesoros de la Fe


Nº 257 / Mayo de 2023

París, Mayo de 1968
La Revolución de la Sorbona

Barrio Latino de París, en la mañana del 11 de mayo de 1968, después de los violentos disturbios de la víspera



Solicite aquí la visita de la Virgen Peregrina de Fátima




Santoral

8 de junio

San Guillermo de York, Obispo y Confesor

+1154 Inglaterra. Sobrino del rey San Esteban, se tornó desde muy temprano en tesorero de la iglesia de York y después en su arzobispo. Calumniado y apartado del cargo, él fue rehabilitado por la Santa Sede después de siete años de humillaciones. En su tumba se obraron muchos milagros, inclusive tres resurrecciones.



San Medardo, Obispo y Confesor

+558 Francia. Hermano de San Gildardo, Obispo de Ruán, fue electo para la diócesis de Noyón, a la cual Tournai fue unida más tarde.








Ayude a difundir el mensaje de Fátima
Alianza de Fátima | Donaciones | Solicite visita de la Virgen | Tienda Virtual

Campaña promovida por la Asociación Santo Tomás de Aquino
Tomás Ramsey 957, Magdalena del Mar - Lima - Perú
..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... .....